viernes, 27 de febrero de 2009

CULTURA DE PAZ EN LA ESCUELA

Educar para la paz, según Barahona (1999:66), significa fundamentalmente “el intento de un cultura donde impere la cooperación y la armonía, que sustituya la cultura de choque y competencia en la que se vive actualmente”.
En este sentido, corresponde no sólo a la familia y la escuela construir esa cultura de paz. Educar para la paz es corresponsabilidad de toda la sociedad; y en ese proceso quienes están en los medios de difusión tienen también un papel esencial que desempeñar, por el rol preponderante que juegan en la elaboración y transmisión de mensajes, puesto que ellos siembran conceptos, valores, informaciones, realidades, fantasías, esperanzas y futuro, como dice Barahona (1999). De ahí, la obligatoriedad de compartir la responsabilidad de educar a favor del establecimiento de una cultura para la paz, a favor de la sana convivencia y supervivencia.
No obstante, según Gastón et al, citado por Barahona (Op. Cit.), en la historia de la humanidad la guerra ha resultado ser el instrumento definitorio por excelencia en la determinación del dominio, la imposición cultural y la imposición de comportamientos y métodos culturales que se autoalimentan, impulsando y profundizando ese círculo vicioso de violencia. De hecho, la guerra, desde siempre, desde el inicio de la humanidad ha estado en el nacimiento de las civilizaciones, apareciendo y desapareciendo cuando los dominantes han querido.
Sin embargo, corrientes de pensamiento normativistas y pedagógicas han impulsado la idea que en el espacio de las relaciones que existen entre los hombres y los pueblos, debe imperar, por encima de la cultura de violencia que ha dominado por siglos, un conjunto de valores capaces de asegurar la solución a conflictos por vías pacíficas estructuradas, de común acuerdo, y capaces también de prevenir conflictos por vías del entendimiento, la comunicación y la comprensión.
La paz no representa un don gratuito o espontáneo, es más bien una necesidad del hombre para la convivencia entre los mismos seres humanos; su importancia, necesidad y eficacia debe ser una constante a lo largo del proceso formativo del individuo, por la misma supervivencia, a la que el hombre se aferra; y que, posiblemente, su temor a no poder continuar su existencia le han conducido a reflexionar sobre su importancia; porque quizás, comprende que la educación es la más eficaz herramienta que posee el hombre, y es a través de ella que puede lograr ahora una cultura de paz.
En tal sentido, según la Unesco (18ª Conferencia General) (2000), la paz no puede consistir únicamente en la ausencia de conflictos armados, sino que entraña un proceso de progreso, justicia y respeto mutuo entre los pueblos, destinado a garantizar la edificación de una sociedad internacional en la que cada cual pueda encontrar su verdadero lugar y gozar de la parte de los recursos intelectuales y materiales del mundo que le corresponde.
De allí el llamado de la Unesco (2000) a favor de una cultura de paz como plantearon las corrientes normativista y pedagógica, una cultura de paz en la formación académica, desde las aulas, a través de mejores prácticas en el tratamiento de la violencia escolar; pero con el apoyo no sólo del docente, sino de la sociedad en general, ya que esa violencia en los jóvenes de hoy se extiende a los hombres del mañana, lo que trae como consecuencia el círculo vicioso referido anteriormente, y el deterioro, incluso, del planeta que se habita; y lo peor, sin escapatoria alguna, dado que el hombre es el principal afectado por su cultura de violencia imperante.

REFERENCIAS:
Barahona, F. (1999). Educando para una cultura de paz. México: Euned.

Unesco. (2000). Cultura de paz en la escuela. Santiago: Autor.

2 comentarios:

COHORTEXIIDOCTORADOBICENTENARIA2007 dijo...

Educar para la paz se puede decir que es una forma particular de educar en valores,cuando educamos, consciente o inconscientemente estamos transmitiéndolos, y esa imagen que se lleva el alumno es esperada ser mostrada en cualquier parte de la sociedad. La UNESCO, establece que con educación se construye la paz de la mente de las personas, en uno de sus proyectos hace enfasis a la Educación para la conviviencia y una cultura de paz, en el cual se promueve el respeto mutuo y la solución de conflictos de manera pacífica, aprender a vivir juntos, conpartir. Por tal motivo la escuela debe desarrollar programas de comprensión y valores, enseñar y aprender a resolver los conflictos que están presentes de forma permanente en nuestra sociedad, no es un trabajo facil pero con cultura de paz se puede buscar soluciones que ayuden a enfretarlos y saber vivir. La participación de los docentes es importante, para la cultura de paz supone desarrollar en los alumnos la visión crítica de los propios actos, la posibilidad de asumir los errores junto con el compromiso de reparar actitudes que no promueven la armonía de la vida en común y la capacidad de resolver de manera constructiva las situaciones conflictivas con los padres y los adultos.
Si nos proponemos educar en convivencia es necesario entre otras cuestiones, promover el análisis de modelos y valores que la sociedad en la que vivimos nos ofrece para descubrir en ellos aspectos positivos e imitarlos o bien para identificar aspectos negativos y criticarlos.
El grupo escolar es un lugar de pertenencia fundamental para los alumnos en el que se atraviesan momentos que suelen ser el reflejo del contexto social. Por tal motivo, las situaciones de la vida grupal son ideales para comenzar la tarea de reflexión y cambio actitudinal.
Involucrar a los alumnos en actividades de participación real desde la escuela hacia la comunidad favorecerá el pasaje del plano discursivo al de la acción habiendo logrado un aprendizaje verdaderamente significativo. Para poder lograr una "cultura de paz en la escuela".
Ybet Belizario

Jessica Rodríguez dijo...

La construcción de la Cultura de Paz consiste en favorecer los valores, las actitudes y las conductas que manifiestan y suscitan interacciones e intercambios sociales basados en los principios que fundamentan el derecho humano a la paz, síntesis de los derechos humanos y base esencial de la democracia; rechazando así la violencia y procurando prevenir los conflictos mediante el diálogo y la negociación, de manera que se garantizan el pleno ejercicio de todos los derechos y se proporcionan los medios para participar plenamente en el proceso de desarrollo de la sociedad.
La educación es el principal instrumento para dicha construcción que encuentra en el aprendizaje de la ciudadanía democrática, la educación para la paz y los derechos humanos, la mejora de la convivencia escolar y la resolución de los conflictos, los ámbitos necesarios para alcanzar esa cultura que se define sobre la base de tres conceptos interactivos: la paz positiva, el desarrollo humano sostenible y la democracia participativa
Es necesario, por tanto, promocionar este tipo de experiencias y reconocer el trabajo realizado, así como mejorar la coordinación integrada y sinérgica de las actividades destinadas a prevenir los conflictos y la promoción de una cultura de paz por parte de todos los miembros de la comunidad educativa. Esto requiere de un marco conceptual que oriente el desarrollo de dichos proyectos específicos a través de una estrategia completa de acción que cubra todos los aspectos de la vida de un centro docente tanto en su interior como en colaboración con otros agentes sociales externos.